Esta semana se ha producido la mayor movilización indígena, desde 1988, en Brasilia, con un campamento denominado Lucha por la Vida en el que participan más de 6Mil indígenas de 170 etnias diferentes.
El motivo es el debate en el Tribunal Supremo Federal STF de una ley de Bolsonaro que reduciría drásticamente los derechos de los pueblos indígenas, que en Brasil cuidan de significativas extensiones de Bosque primario. La arremetida de Bolsonaro contra esos derechos reconocidos se haría a favor de terratenientes-facendeiros y colonos de empresas extractivistas.
El STF ha sesionado pero su resolución no se conocería hasta el 1 de septiembre.
Este proceso ya se ha aplazado 4 veces, y los pueblos indígenas mantienen la esperanza de que el STF reafirme sus derechos constitucionales indígenas y aleje cualquier posibilidad de restricción o reversión de las medidas que han sido garantizadas por la Constitución Federal de 1988.
Las organizaciones medioambientales atribuyen el aumento de la deforestación y de los incendios a las políticas incentivadas por Bolsonaro, que apuesta por la expansión de las actividades del agronegocio a costa de restringir la protección y cuidado de los territorios por sus habitantes tradicionales.
El Instituto Amazónico del Hombre y el Medio Ambiente (Imazon), indica que desde agosto de 2020 hasta julio de 2021, la Amazonía brasileña perdió 10.476 kilómetros cuadrados (equivalente a la extensión de Asturias) de bosques, la tasa anual más alta registrada desde 2012.
Desde la Coordinadora asturiana de ONGd expresamos nuestra solidaridad y total respaldo a los pueblos indígenas de Brasil y a las organizaciones que lideran este importante momento en la historia de los pueblos indígenas: la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil – APIB y la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña– COIAB.
La CODOPA les desea Fuerza y que su voz de resistencia en legítima defensa de sus derechos hoy vulnerados por el gobierno Bolsonaro, retumbe en el planeta.
Los pueblos indígenas, luchan por sus territorios y derechos, luchan por la vida de las actuales y futuras generaciones.
Más de 6.000 indígenas de unos 170 pueblos protestan en el campamento de ‘Lucha por la Vida’, en Brasilia. Se considera la mayor movilización indígena desde 1988. ¿el motivo?
Consideremos que no es tan sencillo, en las enormes distancias de Brasil, y el coste elevado del transporte, llegarse hasta la capital desde las selvas y permanecer allí una semana repleta de movilizaciones.
Sin embargo la gravedad de la medida lo amerita: un galopante retroceso en Derechos de los pueblos indígenas, auspiciado por Bolsonaro y los terratenientes-facendeiros.
Unos planes y unas prácticas genocidas que ahora tienen curso en el llamado proyecto “Marco Temporal”.
Al campamento le han llamado Lucha por la Vida, y está liderada por la APIB, la Articulación de Pueblos Indígenas del Brasil.
Y se ha convertido en una acción internacional que ha tenido y tiene movilizaciones en varias ciudades del mundo frente a las embajadas brasileñas.
La APIB ha celebrado concentración ante el Tribunal Supremo, que se espera reanude la votación de la trampa del Marco Temporal. Este proceso ya se ha aplazado 4 veces, el SPF ya ha sesionado y al parecer emitiria sentencia el 1 de septiembre.
Esta es una propuesta presentada por el sector del agronegocio que defiende que los pueblos indígenas solo tienen derecho al territorio que ocupaban físicamente el 5 de octubre de 1988, día en que entró en vigor la actual Constitución.
Si no lo demuestran quedan excluidos de esos derechos, y el territorio queda libre para los latifundistas y empresarios.
En San Francisco y Londres los manifestantes han exigido el fin de los ataques genocidas del presidente Bolsonaro y sus simpatizantes contra los pueblos indígenas de Brasil.
La trampa del Marco Temporal supone una amenaza para cientos de territorios indígenas, cientos de miles de indígenas y decenas de pueblos indígenas no contactados.
Entre los cuales se encuentran los xoklengs, ya que sus territorios penden de la interpretación de esta trampa. Desde el siglo pasado el Gobierno brasileño propició que gran parte del territorio de los xoklengs y otros territorios indígenas fueran adjudicados a colonos europeos. El Gobierno también financió la llamada “milicia de caza de indios”, que aceleró el acaparamiento de tierras colonial y el genocidio de los pueblos indígenas.
También los pueblos guaranís: casi toda su tierra fue robada antes de 1988 y ahora se utiliza para el agronegocio. Serían de los más perjudicados. Su lucha para recuperar sus tierras, que ya es una batalla descomunal, sería aún más difícil y sangrienta.
Asimismo los kawahivas no contactados: su existencia y ubicación se confirmó oficialmente después de 1988, como la de muchos otros pueblos indígenas no contactados.
Y muchos otros pueblos indígenas en aislamiento voluntario o no contactados, cuya existencia aún no ha sido confirmada oficialmente por el Gobierno, a pesar de que existen 86 casos demostrados.
APIB: “Que el país escuche a sus pueblos indígenas. Nuestras vidas están ligadas a la tierra, vivimos en comunión con ella. Somos los guardianes de las selvas y de todas las formas de vida que viven en ellas. Nos enfrentamos a un Congreso que sigue impulsando su agenda anti-indígena. Estamos luchando contra la trampa del Marco Temporal, programado para ser votado por el Tribunal Supremo el 25 de agosto. ¡Resistiremos!”.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reiteró su preocupación por la tesis jurídica del «marco temporal» y advierte que esta podría tener graves afectaciones al derecho a propiedad colectiva de los pueblos indígenas y tribales de Brasil. Por lo anterior, la Comisión recuerda los estándares interamericanos aplicables en la materia en el marco de los procesos judiciales en curso.
En su reciente informe Situación de derechos humanos en Brasil, la CIDH resaltó que dicha tesis ha sido aplicada por tribunales federales en diversas decisiones, conduciendo a la cancelación de procesos de demarcación. En particular, la Comisión destacó los casos de las tierras Limão Verde y Buritim, del pueblo Terena, así como la tierra Guyraroká del pueblo Guaraní kaiowá, todas en el estado de Mato Grosso do Sul. Asimismo, la Comisión notó que, en 2018, el STF aplicó la tesis del marco temporal respecto del territorio indígena de Guyraroká, anulando procesos de demarcación iniciados por medio de un informe de identificación y delimitación de 25 de noviembre de 2004. En este último caso, la Comisión recibió información, durante su visita de 2019, según la cual la comunidad permanece afuera de la mayor parte de su territorio, ocupando actualmente menos de 5% del área identificada, con el riesgo inminente de ser desalojada.
Según el último censo de 2010, en Brasil viven 896.900 indígenas pertenecientes a 305 etnias, que representan el 0,4 por ciento de los 202 millones de habitantes.
Pero sus áreas ocupan el 12 por ciento del territorio y la gran mayoría están en la Amazonía, considerada la mayor joya natural del planeta y una reserva de biodiversidad.
Solamente en el último año la deforestación y las políticas antiindígenas habrian producido la pérdida de 10.476 km cuadrados de Bosque, es decir una extensión similar a la de Asturias.
En Brasilia estos pueblos no solo están defendiendo sus territorios y su futuro, sino que nos están defendiendo a todas en el planeta. FUERZA.
Ana Suárez González
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